Distraídos?

Distraídos?

viernes, 18 de abril de 2014

Guía práctica para profesores sobre TDAH

Compartimos este material destinado mayormente a docentes. Se trata de una guía que hace unos años elaboró Still, la Asociación Balear de padres con TDAH.

Es una guía muy práctica, con recomendaciones de actuación para los centros educativos en los casos de alumnos con TDAH. Es una guía breve en la que además de explicar en qué consiste el TDAH, ofrece muchas pautas y materiales concretos para actuar: desde la detección hasta la intervención en el aula.

Por ejemplo, facilita ejemplos concretos sobre cómo usar la agenda, cómo seguir la efectividad de la medicación o modelos de exámenes adaptados.
Quién la elaboró

La guía fue editada por la Conselleria d’Educació i Cultura del Govern les Illes Balears y por la Feaa, federación española de asociacions para la ayuda al déficit de atención con hiperactividad.
Además…

Mi recomendación es que todos los que intervenimos con este tipo de alumnado la usemos o la facilitemos a los que pueden intervenir con ellos. Además, la guía cuenta con una ventaja adiccional: no sólo es válida con los niños que presentan este trastorno, es igualmente útil para otros niños que tienen problemas de atención o dificultades de aprendizaje similares.

Espero que este material les sea útil y nos ayude a todos a dar una respuesta más eficaz a las necesidades de este alumnado.

Para descargarla puedes hacer clic aquí.

viernes, 11 de abril de 2014

Sugerencias pedagógicas para el trabajo áulico:

Sugerencias pedagógicas para el trabajo áulico:
A los fines de poder ayudarlos a mejorar su rendimiento en el ámbito áulico seria de gran utilidad si se pudieran contemplar las siguientes sugerencias:
·         Si se lo observa distraído atraer su atención en forma sutil evitando la exposición frente a sus compañeros. 
·         Incluir el nombre del niño en ejemplos puede ayudarlo a redireccionar su atención. Ej: “Juan fue al quiosco…”
·         Procurar dar consignas claras y cortas; que no incluyan varios pasos a la vez.
·         Dividirle las tareas extensas y enumerarle los pasos a seguir para su realización.
·         Acostumbrarlo a que revise sus trabajos y exámenes para corregir los errores antes de entregarlos.
·         Establecer rutinas, horarios. Ayudarlo a planificar el tiempo, usando calendarios, agendas.
·         Repetirle la consigna las veces que sean necesarias comprobando que haya comprendido lo que tiene que hacer.
·         Enseñarle a utilizar notas recordatorias.
·         Utilización de fotocopias a fin de que pueda concentrarse en la realización de las tareas y no en su copiado ya que a causa de su distracción suelen demorar más tiempo que otros niños.
·         Que ocasionalmente se lo evalúe no solo en forma escrita sino también oralmente.
·         Utilizar en las evaluaciones una menor cantidad de ejercicios o que se le permita emplear más tiempo para la resolución de los mismos.
·         En las evaluaciones que se valore más la adquisición del objetivo que la metodología utilizada.
·         Evitar en las evaluaciones las preguntas a desarrollar.
·         Reforzar positivamente aquellas conductas deseadas, más que castigar las no deseadas. Establecer contratos de comportamiento positivo incluyendo conductas que estén a su alcance.
·         Valorar sus logros.
·         Procurar ubicarlo en un lugar próximo al docente y al pizarrón, para advertir con mayor facilidad los momentos en que se distrae o no llega a completar la tarea.
·         Mantener contacto ocular cuando se le están dando indicaciones.
·         Permitir movimientos ociosos que no interfieran con el ritmo de la clase.
·         Otorgarle un rol activo en la clase, que implique el movimiento (ej: repartir fotocopias, juntar cuadernos, etc)
·         Involucrarlo activamente durante las exposiciones para evitar que se distraiga.
·         No proponer actividades con límites de tiempo que, obviamente, favorecen conductas impulsivas porque contribuyen a acelerar y desorganizar al niño. 
·          Estar pendiente de los momentos brillantes, porque estos niños tienen mucho más talento y capacidad de lo que aparentan. Están llenos de creatividad, acción y espontaneidad.

El comportamiento impulsivo
El comportamiento impulsivo es normal en niños de edad escolar y es una parte del desarrollo de un niño.
El comportamiento impulsivo sucede cuando un niño quiere algo, y lo quiere en ese momento y tiene dificultad para esperar. Esto sucede porque el cerebro de un niño no está completamente desarrollado todavía, especialmente la parte del cerebro que controla los impulsos. Esta parte del cerebro se empieza a desarrollar a los dos años de edad, y se desarrolla a una velocidad diferente en cada niño – cada niño es diferente.
Todos los niños deben aprender a tener la capacidad de controlar sus impulsos y su comportamiento. Esto es algo que deben aprender a hacer y qué se debe a que su cerebro no está completamente desarrollado. En algunos niños, esto puede ser más intenso que en otros. Hay diferentes niveles de impulsividad. Pero todos los niños necesitan ayuda para entender cómo controlar sus impulsos.

La importancia de aprender habilidades de autorregulación antes de ingresar a la escuela
Una de las cosas que los maestros de aprecian es cuando los niños aprenden estas destrezas de autocontrol, porque la autorregulación les da las siguientes habilidades:
  • La habilidad para prestar atención en clase
  • La habilidad para resolver conflictos con otros niños
  • Concentración
  • La habilidad para tolerar la frustración
Los niños aprenden todo de los adultos en sus vidas, así que los adultos deben estar presentes para apoyarlos en todo momento.

Anticipar situaciones que provoquen un comportamiento impulsivo
Es importante anticipar las situaciones que provoquen un comportamiento impulsivo. Las situaciones estresantes generalmente desencadenan un comportamiento impulsivo. Las transiciones pueden ser difíciles de comprender para los niños y eso también puede provocar un comportamiento impulsivo. Anticipe las situaciones y prepare al niño para ellas. Los adultos deben mantenerse calmados y ayudar a los niños a entender las transiciones. También deben ayudar a que los niños se sientan seguros.

Reaccionar al comportamiento impulsivo
Lo más importante que un adulto puede hacer es mantenerse calmado y regular su propio comportamiento. ¡Respire! Una vez que el adulto esté calmado, puede acercarse al niño no para castigarlo sino para entenderlo. Los niños actúan impulsivamente por una razón. Están tratando de decirnos algo con su comportamiento. Los niños deben sentirse seguros y protegidos para poder estar en el estado mental apropiado para aprender. Muestre empatía y ofrézcales maneras de trabajar mejor para que puedan obtener lo que quieren.

Ayudar a los niños a entender el concepto de autocontrol
Aproveche las oportunidades que le da su niño: cuando el niño presente un comportamiento impulsivo, hable con él de manera que él vea que usted presta atención a sus reacciones. Use el cuerpo del niño como un vehículo para hablar sobre la autorregulación, para entrar sintonizar con sus cuerpos. Esto funciona para niños pequeños y mayores.

¿Hay algunos niños que tienden a ser más impulsivos que otros?
Todos los niños son diferentes. Algunos tienen más tendencias a ser impulsivos que otros. En otros casos, los niños que pueden haber sido expuestos a violencia o abuso podrían ser más impulsivos porque una parte de su cerebro no se ha desarrollado apropiadamente. Estos niños necesitan más empatía y apoyo de los adultos en sus vidas.
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viernes, 4 de abril de 2014

Trastornos asociados

 

Con mucha frecuencia el TDAH no viene sólo. Cerca de dos terceras partes de los niños remitidos a consulta por TDAH presentan otro trastorno asociado (o sea, que el TDAH "puro", sin nada más, es en realidad lo menos frecuente).

A continuación mostramos una lista de los diagnósticos más frecuentemente encontrados junto con el TDAH (en algún momento de la vida del paciente):

Trastorno Negativista-Desafiante (TND): 50-75%

Trastorno Disocial (TD) 20-50%

Trastornos por abuso de drogas: 12-24%

Trastornos de ansiedad: 25%

Trastornos afectivos: 20-30%

Trastornos del sueño.

Trastorno de Tics.

Trastornos de la coordinación motora.

Trastornos específicos del aprendizaje.: 20%

Problemas intelectuales.

Lesiones y accidentes.


Nunca se insistirá bastante en la importancia de determinar si, además del TDAH, existe otro problema añadido. La razón es simple: si no se detectan estos problemas difícilmente se podrán tratar, y si no se tratan, empeoran y complican la evolución del individuo.
 
El diagnóstico y tratamiento debe realizarlo un profesional experto en salud mental infanto-juvenil, capaz no sólo de reconocer y orientar terapéuticamente el TDAH, sino también estos trastornos asociados.

Para hacerse una idea de lo que suele suceder cuando un paciente con TDAH (especialmente de predominio hiperactivo) se deja sin tratamiento, a continuación se describe la secuencia más frecuente de complicaciones del TDAH:

- uno de cada dos pacientes con TDAH asociará también un TND
- uno de cada dos pacientes con TND y TDAH presentará un TD
- uno de cada dos TD desarrollará un T. Antisocial de la personalidad (TAP)
- uno de cada dos pacientes con TAP acabará en la cárcel.

[NOTA: esta evolución es una simplificación pedagógica de los datos estadísticos]
El tratamiento adecuado aborta en muchos casos esta progresión, y en otros reduce la intensidad de los síntomas. Un tratamiento será adecuado sólo si está basado en pruebas científicas (no en creencias infundadas) y si está dirigido a todos los trastornos que la persona padezca (y no sólo a uno de ellos). Los psiquiatras de niños y adolescentes, con la colaboración de otros profesionales, tienen la capacidad y formación adecuada para realizar este enfoque global.

Trastorno Negativista-Desafiante: el Trastorno Negativista Desafiante (TND) consiste en un patrón de conductas negativistas, hostiles y desafiantes presente de forma persistente durante al menos 6 meses. Dichas conductas incluyen discusiones con adultos, rabietas y enfados, negativa a cumplir las normas establecidas o las órdenes de los adultos, mentiras, culpar a otros de malas conductas propias y resentimiento. Puede darse sin que exista previamente un TDAH, pero cuando lo hay el riesgo de padecer un TND se multiplica por 10. Entre un 50 y un 70% de niños con TDAH presentan también un TND, y es con frecuencia precursor del Trastorno Disocial.
 
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Trastorno Disocial: el Trastorno de Conducta (TD) consiste en un patrón de comportamientos en el que se violan sistemáticamente las normas sociales o legales y los derechos básicos de los demás, de forma persistente y durante al menos un año. Pueden presentarse conductas agresivas hacia personas y animales (intimidación y amenazas, peleas, uso de armas potencialmente dañinas, crueldad física), destrucción de la propiedad, robos y mentiras para eludir responsabilidades. Se presenta en un 20-50% de niños y adolescentes con TDAH, y algunos evolucionarán hacia un Trastorno Antisocial de la Personalidad en la vida adulta.
 
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Trastornos por abuso de drogas: el riesgo en el TDAH de presentar abusos de sustancias en la adolescencia o la vida adulta es del 12 al 24%, y la presencia de TOD y/o TC es un predictor para presentar posteriormente dichos trastornos. Estos trastornos se presentan con frecuencia más temprano, y duran más, que en personas que no padezcan el TDAH. Los últimos estudios de seguimiento parecen apuntar a que el tratamiento con psicoestimulantes mantenido más de un año actúa como factor protector frente al desarrollo de abusos de drogas en la adolescencia o la vida adulta.
 
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Trastornos de ansiedad: los trastornos de ansiedad y el TDAH son los dos trastornos psiquiátricos más frecuentes en la infancia, y se dan a la vez en un mismo individuo en aproximadamente un 25% de los casos. Por otra parte, la presencia de TDAH aumenta por 3 el riesgo de padecer un trastorno de ansiedad.
 
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Trastornos afectivos (depresión y distimia): la mayor parte de los estudios sitúan establecen que están presentes en el 20-30% de los TDAH, con un riesgo de padecerlos 5 veces superior al de la población normal. Algunos estudios han sugerido un peor pronóstico cuando se dan conjuntamente, aunque no está plenamente demostrado.
 
Trastornos afectivos (T. Bipolar): Su presencia suele estar marcada por antecedentes familiares de dicha enfermedad. El diagnóstico de TDAH no aumenta el riesgo de presentar un Trastorno Bipolar, aunque el diagnóstico de Trastorno Bipolar en la infancia sí incrementa llamativamente el riesgo de presentar un diagnóstico adicional de TDAH.
 
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Trastornos del sueño: los niños con TDAH, sin tratamiento, presentan con frecuencia dificultades para conciliar el sueño (se retrasa), para dormir toda la noche de un tirón, y para dormir hasta su hora (se despiertan pronto). Pueden también hablar dormidos (somniloquios), tener terrores nocturnos, pesadillas, movimientos involuntarios y sonambulismo. En cualquier caso, su calidad de su sueño es sustancialmente similar a la de los niños sin TDAH.


Trastorno de Tics: hasta un 18% de los niños pueden presentar un tic motor en la infancia, tasa que baja al 2% en la adolescencia y al 1% en la vida adulta. La presencia de un TDAH no parece incrementar particularmente el riesgo de presentar un trastorno por tics.


Trastornos de la coordinación motora: presentes como problemas del equilibrio, torpeza motora fina (dificultades con gestos como coger un lápiz o usar un teclado de ordenador), choques y caídas frecuentes, poca habilidad para ciertos deportes, etc.


Problemas de rendimiento académico: Constituyen uno de los motivos más frecuentes de consulta (junto con la hiperactividad-impulsividad). El rendimiento académico se ve mermado por varias razones. Por el déficit de atención que bloquea su aprendizaje, por las amonestaciones derivadas de su conducta perturbadora, pero también por su asociación (quizá genética) con trastornos específicos del aprendizaje. Más de un 20% presentan trastornos específicos de la lectura, escritura, o de las matemáticas. Estos trastornos se diagnostican mediante pruebas específicas disponibles habitualmente en los Departamentos de Orientación Escolar o Gabinetes Psicopedagógicos.


Problemas intelectuales: el grupo de niños con TDAH puntúa entre 7 y 10 puntos menos que sus iguales en las pruebas de inteligencia, sobre todo en el área verbal, dato quizás en relación con las dificultades de procesamiento cognitivo que implican los síntomas del trastorno.


Lesiones y accidentes: el niño hiperactivo tiene 4 veces más posibilidades de sufrir accidentes y lesiones graves (fracturas óseas, traumatismos cráneo-encefálicos, rotura de dientes, etc.) que el niño sin este trastorno, debido a su impulsividad y a la presencia de trastornos de la coordinación motora

Tengo un alumno hiperactivo ¿Qué hago?

Compartimos un artículo muy interesante ya que aborda problemáticas cotidianas en el contexto escolar. Recomendaciones para docentes de alumnos con TDAH.



Soy maestra y he llegado nueva a un centro. Voy a ser tutora de 3º de Primaria y tengo un alumno con Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). ¿Qué tengo que hacer?

El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad se manifiesta de manera diferente en cada niño, por lo que establecer medidas o pautas generales es complicado. Pero al menos, como maestra, debe adoptar las siguientes medidas:

1º. Asegúrese de que efectivamente su alumno tiene ese diagnóstico.

Algunos niños tienen la etiqueta de “hiperactivos”, pero en realidad nadie los ha diagnosticado correctamente o al contrario, se descartó esa posibilidad. Si el niño no tiene un diagnóstico, el primer paso sería realizarlo desde el punto de vista escolar, que lo debe realizar el orientador que atiende a su centro, y desde un punto de vista médico, realizado por un neurólogo o un psiquiatra infantil.

2º. Debe informarse de cómo funciona el TDAH.

Cuando no se tiene información, estos niños dan la impresión de mal educados e impertinentes. Sin embargo, cuando se conoce cómo funciona el trastorno, la visión del problema cambia. En muchos casos, los padres tienen más información sobre el TDAH que los propios profesores. No olvide que es una profesional y que debe tener conocimientos sobre el tema, al menos, como los propios padres. Puede comenzar leyendo alguna de las guías para educadores que existen. Aquí puede descargarse gratuitamente una muy recomendable:

3º. Mantener contacto con la familia.

Con la familia del alumno con TDAH, debe mantener mayor contacto que con el resto de padres. Comience por interesarse por las características del niño, sus puntos débiles y fuertes. La relación con la familia debe ser constructiva, nunca se puede llegar al reproche mutuo: no conduce a nada.

4º. Demande el apoyo de otros profesionales del centro.

No puede afrontar sola todo el trabajo con este alumno: es posible que tenga dificultades de aprendizaje y necesite apoyo escolar. También es posible que requiera un trabajo de estimulación de la atención y otras funciones cognitivas. Así mismo, recurra al servicio de orientación cuando necesite asesoramiento.

5º. Ya en el aula puede adoptar alguna de las siguientes medidas:

- Siempre que pueda, preste mucha más atención, con elogios y muestras de satisfacción, a las conductas adecuadas que al mal comportamiento.

- Cuando tenga que llamarle la atención por mal comportamiento recurra (cuando sea posible) a otros niños del aula: “Fulatino, dile que se siente en su sitio, por favor”. No se queme en llamadas de atención.

- En el trabajo escolar, es prioritario comenzar por enseñarle a organizarse su trabajo.

- Es efectivo segmentarles las actividades y darles oportunidad de moverse en clase “legalmente”. Una estrategia, es pedirles que cada vez que terminen una actividad acudan a su mesa a mostrársela. Usted solo la mira y sin corregírsela todavía, le anima a continuar con la siguiente.

- Situar al niño en un lugar donde tenga menos distractores y usted pueda estar cerca para apoyarle.

- En algunos casos les ayuda tener un compañero que hace de “tutor” o de “entrenador” y que le ayuda a realizar ciertas tareas, a anotar las actividades para el día siguiente, etc.

- Préstele ayuda directa si tiene dificultades en la realización de actividades.

- Procure que el niño tenga una responsabilidad en el aula: borrar la pizarra, bajar las persianas, apagar las luces… cuide la autoestima que suele estar dañada en muchos alumnos.

Autor: Jesús Jarque http://jesusjarque.com/