Distraídos?

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viernes, 4 de abril de 2014

Trastornos asociados

 

Con mucha frecuencia el TDAH no viene sólo. Cerca de dos terceras partes de los niños remitidos a consulta por TDAH presentan otro trastorno asociado (o sea, que el TDAH "puro", sin nada más, es en realidad lo menos frecuente).

A continuación mostramos una lista de los diagnósticos más frecuentemente encontrados junto con el TDAH (en algún momento de la vida del paciente):

Trastorno Negativista-Desafiante (TND): 50-75%

Trastorno Disocial (TD) 20-50%

Trastornos por abuso de drogas: 12-24%

Trastornos de ansiedad: 25%

Trastornos afectivos: 20-30%

Trastornos del sueño.

Trastorno de Tics.

Trastornos de la coordinación motora.

Trastornos específicos del aprendizaje.: 20%

Problemas intelectuales.

Lesiones y accidentes.


Nunca se insistirá bastante en la importancia de determinar si, además del TDAH, existe otro problema añadido. La razón es simple: si no se detectan estos problemas difícilmente se podrán tratar, y si no se tratan, empeoran y complican la evolución del individuo.
 
El diagnóstico y tratamiento debe realizarlo un profesional experto en salud mental infanto-juvenil, capaz no sólo de reconocer y orientar terapéuticamente el TDAH, sino también estos trastornos asociados.

Para hacerse una idea de lo que suele suceder cuando un paciente con TDAH (especialmente de predominio hiperactivo) se deja sin tratamiento, a continuación se describe la secuencia más frecuente de complicaciones del TDAH:

- uno de cada dos pacientes con TDAH asociará también un TND
- uno de cada dos pacientes con TND y TDAH presentará un TD
- uno de cada dos TD desarrollará un T. Antisocial de la personalidad (TAP)
- uno de cada dos pacientes con TAP acabará en la cárcel.

[NOTA: esta evolución es una simplificación pedagógica de los datos estadísticos]
El tratamiento adecuado aborta en muchos casos esta progresión, y en otros reduce la intensidad de los síntomas. Un tratamiento será adecuado sólo si está basado en pruebas científicas (no en creencias infundadas) y si está dirigido a todos los trastornos que la persona padezca (y no sólo a uno de ellos). Los psiquiatras de niños y adolescentes, con la colaboración de otros profesionales, tienen la capacidad y formación adecuada para realizar este enfoque global.

Trastorno Negativista-Desafiante: el Trastorno Negativista Desafiante (TND) consiste en un patrón de conductas negativistas, hostiles y desafiantes presente de forma persistente durante al menos 6 meses. Dichas conductas incluyen discusiones con adultos, rabietas y enfados, negativa a cumplir las normas establecidas o las órdenes de los adultos, mentiras, culpar a otros de malas conductas propias y resentimiento. Puede darse sin que exista previamente un TDAH, pero cuando lo hay el riesgo de padecer un TND se multiplica por 10. Entre un 50 y un 70% de niños con TDAH presentan también un TND, y es con frecuencia precursor del Trastorno Disocial.
 
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Trastorno Disocial: el Trastorno de Conducta (TD) consiste en un patrón de comportamientos en el que se violan sistemáticamente las normas sociales o legales y los derechos básicos de los demás, de forma persistente y durante al menos un año. Pueden presentarse conductas agresivas hacia personas y animales (intimidación y amenazas, peleas, uso de armas potencialmente dañinas, crueldad física), destrucción de la propiedad, robos y mentiras para eludir responsabilidades. Se presenta en un 20-50% de niños y adolescentes con TDAH, y algunos evolucionarán hacia un Trastorno Antisocial de la Personalidad en la vida adulta.
 
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Trastornos por abuso de drogas: el riesgo en el TDAH de presentar abusos de sustancias en la adolescencia o la vida adulta es del 12 al 24%, y la presencia de TOD y/o TC es un predictor para presentar posteriormente dichos trastornos. Estos trastornos se presentan con frecuencia más temprano, y duran más, que en personas que no padezcan el TDAH. Los últimos estudios de seguimiento parecen apuntar a que el tratamiento con psicoestimulantes mantenido más de un año actúa como factor protector frente al desarrollo de abusos de drogas en la adolescencia o la vida adulta.
 
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Trastornos de ansiedad: los trastornos de ansiedad y el TDAH son los dos trastornos psiquiátricos más frecuentes en la infancia, y se dan a la vez en un mismo individuo en aproximadamente un 25% de los casos. Por otra parte, la presencia de TDAH aumenta por 3 el riesgo de padecer un trastorno de ansiedad.
 
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Trastornos afectivos (depresión y distimia): la mayor parte de los estudios sitúan establecen que están presentes en el 20-30% de los TDAH, con un riesgo de padecerlos 5 veces superior al de la población normal. Algunos estudios han sugerido un peor pronóstico cuando se dan conjuntamente, aunque no está plenamente demostrado.
 
Trastornos afectivos (T. Bipolar): Su presencia suele estar marcada por antecedentes familiares de dicha enfermedad. El diagnóstico de TDAH no aumenta el riesgo de presentar un Trastorno Bipolar, aunque el diagnóstico de Trastorno Bipolar en la infancia sí incrementa llamativamente el riesgo de presentar un diagnóstico adicional de TDAH.
 
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Trastornos del sueño: los niños con TDAH, sin tratamiento, presentan con frecuencia dificultades para conciliar el sueño (se retrasa), para dormir toda la noche de un tirón, y para dormir hasta su hora (se despiertan pronto). Pueden también hablar dormidos (somniloquios), tener terrores nocturnos, pesadillas, movimientos involuntarios y sonambulismo. En cualquier caso, su calidad de su sueño es sustancialmente similar a la de los niños sin TDAH.


Trastorno de Tics: hasta un 18% de los niños pueden presentar un tic motor en la infancia, tasa que baja al 2% en la adolescencia y al 1% en la vida adulta. La presencia de un TDAH no parece incrementar particularmente el riesgo de presentar un trastorno por tics.


Trastornos de la coordinación motora: presentes como problemas del equilibrio, torpeza motora fina (dificultades con gestos como coger un lápiz o usar un teclado de ordenador), choques y caídas frecuentes, poca habilidad para ciertos deportes, etc.


Problemas de rendimiento académico: Constituyen uno de los motivos más frecuentes de consulta (junto con la hiperactividad-impulsividad). El rendimiento académico se ve mermado por varias razones. Por el déficit de atención que bloquea su aprendizaje, por las amonestaciones derivadas de su conducta perturbadora, pero también por su asociación (quizá genética) con trastornos específicos del aprendizaje. Más de un 20% presentan trastornos específicos de la lectura, escritura, o de las matemáticas. Estos trastornos se diagnostican mediante pruebas específicas disponibles habitualmente en los Departamentos de Orientación Escolar o Gabinetes Psicopedagógicos.


Problemas intelectuales: el grupo de niños con TDAH puntúa entre 7 y 10 puntos menos que sus iguales en las pruebas de inteligencia, sobre todo en el área verbal, dato quizás en relación con las dificultades de procesamiento cognitivo que implican los síntomas del trastorno.


Lesiones y accidentes: el niño hiperactivo tiene 4 veces más posibilidades de sufrir accidentes y lesiones graves (fracturas óseas, traumatismos cráneo-encefálicos, rotura de dientes, etc.) que el niño sin este trastorno, debido a su impulsividad y a la presencia de trastornos de la coordinación motora

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